lunes, 4 de diciembre de 2006

Entrevista a Manfred Klain




“Chile fue en realidad mi única opción de vivir”

Nació hace 86 años en una ciudad alemana devastada tras el holocausto nazi de donde huyó adolescente 69 años atrás, que es además, el tiempo que ha vivido en Chile. Manfred Klein, es el símbolo viviente de una generación marcada por las guerras y predestinada a cumplir la tarea de universalizar la cultura de un pueblo sin territorio con la fuerza de sus convicciones



El estallido de la Segunda Guerra Mundial —tiempos de holocausto— desató un éxodo judío por doquier. Teniendo a Hitler en casa, los judíos alemanes eran el principal blanco de la persecución nazi y para lograr salvar a sus familias de la cacería nacionalsocialista, buscaron refugio en tierras americanas. Se estima que entre 1880 y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial en 1939, emigraron de Europa a Norte y Sudamérica y a Palestina más de 3,5 millones de judíos. El 10% de ellos, lo hicieron a América del sur.
Al interior de un barco para refugiados proveniente desde Holanda, venía Manfred Klein para sumarse a la cifra; un joven de 17 años de religión judía, quien, enviado por su familia, tomó sus maletas y se dirigió lo más lejos posible del que había sido su hogar. Dejó toda la vida entera tras sus pies y este giro radical que dio repentinamente su vida, lo convirtió en uno de los tantos ejemplos de inmigrantes que han llegado al continente sudamericano en busca de trabajo y salvación.
¿Porqué sus padres escogieron enviarlo a Chile, pudiendo escoger cualquier otro lugar, a lo mejor con una idiosincrasia nacional más acorde a la que usted y su familia estaban acostumbrados?
Bueno, fue una decisión sumamente difícil, sin embargo había que tomarla con mucha rapidez, porque no había tiempo para planear nada
Yo, como era demasiado joven todavía, no como ahora – ríe- no era considerado como un refugiado político y además nadie me iba a dar trabajo tampoco; obviamente con 17 años, poco y nada sabía hacer.
Pero bueno, se dio la casualidad que a un vecino amigo mío (también judío), le llegó la noticia de un internado en donde se daba refugio y educación a jóvenes judíos como yo… y ahí fui con él. Era en Holanda. Ahí estuve un tiempo, aprendí algunos oficios que me sirvieron después, Y desde ahí mismo, salió la oportunidad de ir a Chile.





¿Cómo logró salir de Alemania?

Uff... no fue para nada fácil. Mi padre y mi madre me consiguieron una visa para salir del país. Imagínate, ¡el país era realmente un desastre!. Me vine prácticamente arrancando…o sea, no prácticamente, sino que literalmente arrancando.

Fue difícil, me imagino, dejar todo atrás; familia, amigos, patria… sobre todo si se vino completamente solo…

Si, fue muy difícil.. Miraba alrededor mío y pensaba ¿porqué me tengo que ir, porqué tengo que salir arrancando de mi país? Bueno eso en realidad lo reflexionaba tiempo después, cuando ya tenía un poco más de conciencia de lo que estaba pasando.

Pero estando en la misma Alemania, ¿aún así no veía la magnitud del asunto?

Aunque no lo creas, no. Yo era un chiquillo un poco despistado; no me interesaba la política o la religión. Hacía lo que me decían mis padres y me atenía a eso. Era bastante indiferente frente a lo que pasaba a mi alrededor, aún cuando era sumamente difícil serlo en esa época.

Disculpe, ¿dijo que no le interesaba la religión?

- Ríe- No, la verdad es que no. No me interesaba mayormente ser o no judío, mis papás y mi familia completa lo eran, pero yo me mantenía al margen. Mis padres eran de convicciones fuertes y les dolía de sobremanera el que yo, su hijo, no estuviera “ni ahí” , como dicen ustedes los jóvenes, con las raíces de mi pueblo.

Pero esto con el tiempo cambió…

Sí, total y profundamente. Una vez que fui creciendo, comencé a leer los periódicos, a ojear alguno que otro libro y recién ahí me vine a dar cuenta de todo. Pero sólo una vez que llegué a Chile, no antes.





¿Qué pasó con usted cuando recibió este golpe de realidad?

Imagínate, fue ¡terrible! Me sentí decepcionado de mi país, pero sobre todo de mi mismo. Pasé por un periodo muy triste. Comencé a enterarme de las horribles matanzas de las que eran parte los judíos en la Alemania de Hitler y ahí se me calló el mundo. Me di cuenta recién, imagínate, de que mis padres me habían salvado la vida y que Chile había sido en realidad, mi única oportunidad de vivir.

Atengámonos un poco a su estadía en Chile, ¿cómo logró iniciar una nueva vida?

Bueno, llegué acá gracias a la visa que consiguieron mis padres y de hecho fui uno de los pocos que consiguieron salir de Europa justo a tiempo. Tenía ya el oficio de obrero textil e inmediatamente comencé a buscar trabajo. No fue muy fácil. La gente me hacia preguntas y como te decía antes, yo no entendía mucho el asunto, pero sí sentía que eventualmente, si hablaba más de la cuenta, podría traerme consecuencias. Por eso siempre fui bien calladito… hacía mi trabajo y nada más.


¿El idioma fue otro de los impedimentos?

¡Si, evidentemente! Yo no sabía prácticamente nada de español. Esa fue probablemente una de las mayores dificultades, sin lugar a dudas. Pero gracias a Dios, y por meras circunstancias de la vida, conocí en ese tiempo a la que sería mi señora. La Gisela (Grün). Ella me ayudó mucho con el tema del idioma.

¿Ella era también alemana?

Sí, pero sus padres se vinieron mucho antes a Chile, por lo que, cuando nos conocimos ella ya sabía bastante del idioma.

¿Y era judía?

Si, también era judía. De hecho, fue ella la que me devolvió la religión al alma, y eso es una de las cosas más grandes que me ha pasado..
Hasta el día de hoy vamos juntos a la Sinagoga que está a unas cuadras de acá – de la calle Manuel de Salaz-
. El acercarme a Dios fue fundamental en una época en la que yo me sentina completamente abandonado. Fue como mi salvación.

Y de Chile, ¿podría decirse que siente lo mismo?

Absolutamente. El haber venido a Chile fue una oportunidad de reencontrarme con mí mismo, con mi gente, con mis raíces. Allá importa mucho el origen del que provengas y no necesariamente son compatriotas los que nacen en un mismo territorio. Entender eso me ayudó a crecer y a madurar

Paradójicamente, migrar hacia otro país lo ayudó a encontrar sus raíces…

Precisamente –ríe-

¿Ha vuelto a Alemania?

Sí, viajo casi todos los años. Tengo a gran parte de mi familia allá; mis dos hermanos y mis sobrinos. Trato de no olvidarme nunca de ellos y de visitarlos bastante. Pero siempre vuelvo a Chile, este es mi hogar.

No hay comentarios: